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Elon Musk
Camión eléctrico minero
Toyota Mirai
La nueva bomba H
O la revolución del hidrógeno automotriz

Una revista de fama mundial es Forbes, entre sus páginas de cuché sueñan estar magnates, empresarios, artistas o políticos de todos los rincones. Una de las personas que lo logró fue el visionario Elon Musk, quien dentro de si curriculum tiene ser el CEO de Tesla motors, la marca epítome de los automóviles eléctricos.

 

¿A estas alturas se testarán preguntando que tiene que ver el título de esta columna con todo esto? Simple, voy a hacer una declaración contra los automóviles eléctricos a celda de litio. No tienen un futuro real. Antes de dejar de leer por considerar sacrílegas mis palabras, déjenme explicar:

 

Los vehículos eléctricos no tienen que ser con celdas de litio per se, que el motor funcione con energía eléctrica es una cosa, y de donde la obtiene, otra. Las opciones de alimentar un propulsor eléctrico van desde la famosa batería de litio hasta el hidrogeno, pasando por motores de combustión inclusive; si, los camiones de minería enormes, funcionan con motores eléctricos independientes en cada rueda alimentados por un generador térmico a petróleo.

 

Es por eso que se debe analizar con detalle y futuro cual será la fuente viable de electricidad para los automóviles eléctricos, porque de que serán eléctricos, serán, eso no se discute.

 

Hoy por hoy el litio es el boom, todo es litio, desde teléfonos hasta formula 1 (formula E), pero ¿qué tan factible es?, hay varias razones por la cuales creo que el litio no es el futuro, una por la disponibilidad, es un recurso limitado para aplicaciones ilimitadas; no se ha establecido una política clara de fin de vida útil y es el mayor costo de un vehículo eléctrico, lo que hace que el momento de cambio de batería sea considerado como el fin de dicho automóvil, entonces ¿qué hacemos?

 

Llegamos al título de esta columna, las celdas de hidrogeno. Hoy por hoy es una alternativa poco explorada, detrás del litio y de los híbridos, un poco por el boom que estos han tenido y eso roba protagonismo. Un motor a celda de hidrogeno no se recarga mediante un enchufe. En su lugar dispone de unos tanques de hidrógeno que mezclan dicho gas con oxígeno para generar la propulsión del vehículo.

 

El proceso electroquímico resultante de mezclar oxígeno e hidrógeno se produce en la pila de combustible y genera energía eléctrica, además de agua. Mientras la electricidad resultante se almacena en las baterías para ir nutriendo el motor, el agua restante, en forma de vapor, se expulsa. Efectivamente, los coches de hidrógeno sólo emiten vapor de agua por el tubo de escape.

 

El procedimiento exacto y más esquematizado sería el que sigue:

 

El hidrógeno almacenado en los tanques abastece la pila de combustible.

Se inyecta aire (oxígeno) a las celdas de combustible que conforman la pila.

La reacción del oxígeno del aire y el hidrógeno almacenado dentro de las celdas genera tanto electricidad como agua.

La electricidad producida alimenta la batería, la cual a su vez abastece al motor.

El agua sobrante se expulsa mediante el sistema de escape.

Pero no todo es miel sobre hojuelas, ya que existen aún dos grandes problemas con el hidrogeno; se extrae de combustibles fósiles, proceso que genera CO2, y no hay una red de abastecimiento como para poder repostar de forma segura.

 

Dada la enorme autonomía de estos vehículos, 600 km promedio, y la 0 emisión directa, es sin duda uno de los más probables futuros de la movilidad a nivel mundial, una verdadera bomba noticiosa, y de hidrogeno.